1. El Escenario que pisamos.

México DF a 14 de Septiembre de 2009.

Documentos sobre el Movimiento Revolucionario de Masas A. C.

El Escenario que pisamos.

En la actualidad estamos viviendo la peor crisis económica en la historia de la humanidad, una crisis provocada por la voracidad del capitalismo salvaje, por los que dijeron que los mercados eran capaces de autorregularse, por los gobiernos que hicieron creer a los pueblos que dejando las cosas en manos del mercado todo marcharía bien. Por los pueblos que fueron incapaces de cambiar el curso de su historia, por las dictaduras militares que se impusieron en muchos países del mundo y por las democracias imperialistas que creyeron que lo importante era que sus naciones florecieran aún si era a costa de sangrar a naciones más débiles.

Todos tenemos parte de culpa y hoy todos estamos pagando en mayor o menor medida las platos rotos y sacando lecciones del pasado.

Los pueblos que otrora se mantenían sumisos y que con esa sumisión llevaban la culpa de su destino y pagaban las consecuencias hoy son pueblos insurrectos que están dispuestos a tomar en sus manos su propia historia. La lucha de clases se mantiene pese a lo que digan los teóricos del “todo seguirá igual”. Y esa lucha de clases toma un epicentro claro, toma un referente que se proyecta sobre el mundo, alumbrándolo con su nueva tendencia. Latinoamérica, el continente sojuzgado primero por los colonizadores y luego por los colonizadores convertidos en neo potencia, por Estados Unidos.

Un continente en que la religión impuesta por la conquista ha jugado un papel de sometimiento, “bienaventurados los jodidos, porque de ellos es el reino de los cielos” y mientras somos felices de ser jodidos y esperamos que el cielo baje a nosotros, los que nos joden, bienaventuradamente, toman el cielo en la tierra y ni siquiera la eternidad les alcanzaría para disfrutar la opulencia que ha surgido de nuestro trabajo y que nos han robado impunemente.

En la manipulación de los clérigos y en la pequeñez de miras que nos fue impuesta, ni siquiera nos dimos cuenta que el cristianismo en su origen fue profundamente revolucionario, y que no propugnaba por el inmovilismo. Algunos incluso hablan de su doctrina como comunismo primitivo.

Un continente cuyas riquezas naturales y su fuerte mano de obra alimento a Europa por siglos y la rescató del decaimiento en que se encontraba. Un continente con pueblos solidarios, alegres fuertes, pueblos que no merecían estar sojuzgados (ningún pueblo merecería estar sojuzgado)

Latinoamérica, un continente que se levanta, que despierta, que abre nuevos caminos y nuevos derroteros, en donde la gente se pone las pilas y empieza a crear una nueva realidad. Un continente en donde, con sus matices podemos observar el avance de las fuerzas democráticas por toda su extensión. Desde Lula en Brasil, hasta Hugo Chávez en Venezuela lo que queda claro es que los pueblos ya no quieren más neoliberalismo e impulsan proyectos alternativos.

 En esa Latinoamérica, México no termina de levantarse. Fue el primero en luchar contra el neoliberalismo, por la vía electoral en 1988, pero mediante un fraude fue derrotado. Fue precursor en la ardua tarea de desnudar a la globalización neoliberal mediante el alzamiento zapatista, pero se ha venido rezagando. Paro la andanada neoliberal con la Huelga de la UNAM que fue precursora de los movimientos altermundistas como al contemporáneo de Seattle, pero no logró cuajar en un proyecto de largo plazo y de alcances nacionales. Innovó en formas de organización como Atenco y la APPO, ambos movimientos salvajemente reprimidos. Ganó en las elecciones de 2006, pero de nuevo un fraude lo mandó a la zaga.

Así, en ese devenir que nos lleva por aguas difíciles de transitar, la lucha mexicana pasa de los flujos a los reflujos con una velocidad pasmosa, incapaz hasta hoy de generar proyectos y políticas de largo alcance, organizaciones que materialicen las tendencias y sobre todo de reflejar en la vida del pueblo el resultado de sus luchas.

Hoy México es considerado en el mundo como el país de mayores desigualdades, el que genera a los ricos más ricos viviendo a escasos kilómetros de los pobres más pobres. Donde puedes encontrar colonias de primer mundo como Santa Fe o San Pedro Garza García y colonias que en nada distan de la realidad de las zonas más miserables del África como Metlatónoc, Guerrero.

Y peor aún, estamos pasando la peor crisis en la historia de la humanidad y México será sin lugar a dudas uno de los países más perjudicados por la crisis, tal vez el que más.

Ante ello, el gobierno ilegítimo de Calderón no tuvo mayor sapiencia que decretar nuevas medidas neoliberales. Eliminar subsidios, subir impuestos, fomentar la carestía, rompernos la madre, pues.

Lo hace además en fechas imaginarias, cuando se acercan el centenario y bicentenario de dos gestas heroicas en la memoria colectiva, de dos revoluciones sin las cuales nuestro pueblo no sería lo que es. Cuando el horno no está para bollos a Calderón se le ocurre ponerse a hornear.

Los clásicos de las revoluciones nos dicen que para que ellas se produzcan se deben conjuntar las condiciones subjetivas y objetivas. Las objetivas son las materiales, el hambre la miseria, la explotación. Éstas están más que dadas. Nuestro pueblo padece hambre y los precios sin duda subirán mientras los salarios se estancarán de forma dramática. Habrá más despidos, caerán los precios del petróleo, se pondrá más grave la crisis norteamericana con lo que caerán las remesas y repatriarán a muchos compatriotas. El campo tiende a desaparecer, la industria es casi un fantasma de lo que fue, la delincuencia seguirá creciendo. El descontento popular subirá a las nubes de la mano de nuevos impuestos y mayor carestía, peores condiciones de vida.

Las condiciones subjetivas hay que generarlas, son la conciencia y la organización de la gente, su disposición a la lucha. Pero las condiciones son más que propicias. Hay un incremento en las luchas populares en América Latina que sin duda influyen sobre México. Además el presidente de la república tiene un grado de ilegitimidad tremendo, más de la mitad de la población sabe que es un usurpador que llegó al poder mediante un fraude electoral. Los partidos políticos y el sistema electoral como método de representación se agota día con día de manera acelerada. Vivimos en los festejos del centenario y bicentenario que sin duda ponen a la orden del día el tema de la revolución y recuerdan en el imaginario colectivo las múltiples ventajas que trajo a nuestro pueblo, los avances que significó, las conquistas que se obtuvieron y que se han ido perdiendo.

El destino nos alcanza a gran velocidad. Dos trenes se aproximan de forma ineludible y ya nada puede evitar el choque. Hoy es el momento de ver si nuestra generación se encuentra a la altura de la historia, si estamos a la altura de los requerimientos. Si somos capaces de dar lo que se espera de nosotros.

Las luchas populares están allí y no se necesita ser adivino para saber que su crecimiento será exponencial. Estamos tal vez en los albores de una revolución de masas en el amanecer del siglo XXI.

Ese es el escenario que pisamos y en él hay que construir nuestra praxis, nuestro aporte, sumar nuestro camino.

Por el Movimiento Revolucionario de Masas A. C.

Franky.

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